sábado, 29 de enero de 2011

Relato II

II. Uaithne

- ¡Tócanos algo señor Dagda!
- No es tan fácil pequeños. -Sonrió.
Centenares de rayos de luz nacieron del anochecer e iluminaron las infantiles caras de los niños de cabellos rubios al son de la vibración de las cuerdas. Su madre los abrazaba algo sorprendida.
- Es precioso...
- Dadle las gracias a Uaithne, este viejo trozo de roble es quien me inspira.
- ¿Quién es usted?- preguntó la madre con incertidumbre.
- Yo soy todo y a la vez soy nada. Debería preguntarse quienes son sus hijos pues vengo a decirle que ellos son sus hadas.




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