III. La recién Myaka
Mi corazón quería salir de mi pecho. Batía tan fuerte que me hacía daño el cuerpo, la sangre me herbía y mi alma quería desacerse de lo material. Me apoyé en una columna del jardín de Palüs, deseando no verlo hasta que me tranquilizase. Las enredaderas tiraban de la falda de mi vestido, me decían que debía agarrarme a mi misma, no debía dejar que el Ensueño se me llevara. Debo controlar el equilibrio. Si no, no saldré de esta.
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